La escasez agudiza el ingenio: Nuestro Rolex en la Habana.
Ni soy Graham Green, ni esta es la historia de Nuestro Hombre en la Habana. Si bien, este capítulo podría ambientarse en los años previos a la novela, bien la década de los 30, 40 y 50.
Si pensamos hoy en día en Cuba nos vendrán a la cabeza muchas palabras, pero estoy casi seguro, que Rolex no será una de ellas. No obstante, la marca suiza ha tenido gran presencia en la isla durante aquellas décadas de relativa bonanza. Empresarios, terratenientes, militares e incluso los “revolucionarios” han sido felices propietarios de piezas piezas que a día de hoy, serían altamente coleccionables.
En este artículo pretendo recopilar y exponer todo lo relacionado con la marca suiza Rolex en la Isla de Cuba: Sus distribuidores oficiales, su servicio técnico y las personas que los llevaron. Espero que sea de vuestro agrado.
¿Por donde empezar?
Rolex, un reloj herramienta
Rolex, comenzó siendo una marca de relojes altamente fiables, robustos y precisos, que estaban destinados a cumplir una función. No se enfocaba en relojes de lujo, como posteriormente iría virando la marca. Eran relojes herramienta. Bien fuera el buceo (Submariner), el pilotaje (GMT - Airking), las carreras (Daytona), la exploración (Rolex Explorer) proyectos de ingeniería y ciencia, donde se encontraban campos magnéticos más fuertes y por tanto, se necesitaba un reloj resistente a ellos (Milgauss), etc.
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No obstante, nuestra historia se remonta incluso a tiempos previos. Nos encontramos en la Habana, en la década de los 40 y 50, Fulgencio Batista está al mando del país y por supuesto, en su muñeca: un Rolex.
Concretamente un modelo poco conocido a día de hoy: El Rolex Prince. Un modelo introducido por Rolex en el 1928 y que se caracterizaba por su diseño rectangular. Durante la época fue un reloj bastante popular gracias a su elegante diseño, ideal para vestir.
No obstante y resumiendo mucho, pues no es deseo de este artículo el profundizar en la historia política de Cuba, cuando Batista fue derrocado, entraron al mando las fuerzas de la revolución, encabezadas por “El Comandante en Jefe” Fidel Castro y Ernesto Guevara, más conocido como el Che. Batista se exilió y acabó falleciendo un 6 de agosto del 1973 cerca de Marbella, España.
Los nuevos líderes de Cuba tenían una cosa en común y es realmente el objeto de este artículo: Todos llevaban relojes Rolex. Bien es sabido el gusto de Fidel por la marca suiza, y la famosa imagen del Che encendiéndose un puro mientras de su uniforme militar asoma un Rolex GMT Master.
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Aunque a día de hoy estas imagen crean controversia al grito de ¡Vaya comunistas! ¡Así yo también!, la realidad es que los relojes Rolex en aquella época eran sinónimo de alta calidad pero también de precisión y robustez, cualidades que muchos militares y dirigentes buscaban en su muñeca. Ambos fueron reacios a mostrar sus bienes materiales y sus posesiones (que posteriormente hemos conocido de una forma u otra) sin embargo nunca escondieron sus Rolex, estaban orgullosos de ellos puesto que nunca los habían dejado tirados. Eran resistentes y confiables para afrontar lo que pudiera venir.
Además, un Rolex Submariner (no date) - 5513/14060/14060(M) costaba en 1957, $150-180. Si ajustamos ese precio a la inflación nos encontramos que el reloj tendría un precio equivalente a unos 2000 dólares actuales. Precio que, aun siendo bastante elevado, queda alejado de los 9500€ que cuesta actualmente el Submariner 124060.
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Hay mucha especulación sobre como se consiguieron los primeros relojes. Algunos dicen que fueron expropiados de los distintos concesionarios oficiales de Rolex que había en Cuba, sin embargo, esto es algo que difícilmente podremos probar. Y por desgracia, no está a mi alcance recoger los testimonios de aquellos que probablemente conozcan la historia real, bien estén en Cuba, Miami o cualquier parte del mundo.
Relación de joyerías que distribuían Rolex
Cuervo y Sobrinos & Joyería Riviera.
Rolex se asentó en Cuba, dando lugar a una cultura popular, que impregnó la isla durante décadas y dio a conocer a relojerías tan importantes como la Joyería Cuervo y Sobrinos. Personalidades de la talla de Hemingway o Gary Cooper, se hicieron clientes frecuentes de esta última.
Según la revista de la Habana Vieja “Opus Habana”
Por el Libro Azul de Cuba en su edición de 1917, conocemos que esta sociedad mercantil era la única importadora hacia Cuba de las afamadas marcas de relojes Roskopf y Longines, consideradas por entonces las de más renombre a nivel internacional. Además, traían directamente sus mercancías de los Estados Unidos y Europa.
En aquel momento —añadía—, los principales negocios de la empresa eran «el de pedrería fina, el de joyería en general y el de relojería, representando en este último comercio las grandes marcas Longines y Roskopff. El capital social es de 400.000 pesos, capital que la empresa casi cubre anualmente, pues por término medio ascienden sus ventas a 360.000.
Hasta que llegó la revolución y, por lo que tengo entendido, la familia que regentaba la joyería tuvo que salir corriendo del país, pudiendo llevarse únicamente lo puesto. La tienda quedó en funcionamiento con otros dueños y condicionada a lo que el régimen estableciera en cada momento. Testimonios relatan que a partir de dicho relevo, determinadas casas relojeras dejaron de suministrar modelos y piezas, lo que les llevo a sustituir marcas como Rolex, Rodana, Certina y Omega por relojes de fabricación soviética que acabaron dominando el mercado: Poljot, Slava, Raketa o Zaria, por sólo mencionar algunas.
No me gustaría saltar tan rápido los modelos soviéticos, puesto que, aun no siendo objeto de este artículo, tuvieron un papel esencial durante largas décadas en Cuba. Me atrevería a decir, que incluso a día de hoy, parte de los modelos que quedan en marcha en la muñeca de algún cubano, sea uno de ellos.
Investigando para poder redactar este artículo, me he topado con otro titulado “Cuando el tiempo se medía en méritos” escrito por Oniel Moises Uriarte. En el, explica cómo adquirió su primer reloj soviético, y destaca que no fue el que el quiso, sino el que por designación, le tocó:
Fue aquella opción lo que propiciara que mi madre un día me llevara a la tienda ubicada en la calzada de Monte, casi esquina a San Nicolás, a solo unos pasos de donde vivíamos, para comprar mi primer reloj de pulsera. En la vidriera lucían en todo su esplendor varios modelos y marcas de relojes fabricados en la Unión Soviética, de ellos el que más llamara mi atención fue un Poljot modelo Sturmanskie, de esfera gris oscuro, con pulsera metálica, 23 rubíes, doble numeración en la esfera, calendografo en la parte inferior, un marcador de días de la semana, otro para marcar los segundos y una aguja roja que funcionaba como cronometro, todas las agujas y numeración del reloj eran lumínicas y una característica muy especial de este reloj eran sus cuatro coronas, tres de ellas en la parte derecha y una al centro en la parte izquierda, el precio de aquel emulo del Seiko 5 eran trescientos veinte pesos, muy elevado para aquellos años y los salarios que se devengaban.
Me quedé con las ganas, el que me tocaba por asignación, ya que así aparecía escrito en el papel que mi madre presentara al dependiente, era un reloj marca Slava, de esfera blanca, 26 rubíes, pulsera de cuero marrón, tres agujas, calendografo marcador del día del mes y de la semana y la caja en dorado. En verdad era un bonito reloj, agradable de ver puesto en la mano y con el asequible precio de ochenta pesos, mi madre ni lo pensó dos veces, pagó y salimos de la tienda con el primer reloj de mi adolescencia.
Con el tiempo supe que aquel reloj Poljot del que había quedado prendado al verle tras el grueso cristal de la relojería, se había diseñado para los pilotos de las fuerzas aéreas soviéticas y en Cuba comenzaban a usarlos solamente los oficiales de las Fuerzas Armadas, por lo que debía conformarme con aquel que me tocara en suerte o más bien por designación al merito alcanzado.
Con aquel reloj que mi madre me regalara aprendí que si el tiempo pudiera medirse en méritos, ella lograba reunir tantos que ni el más costoso articulo en asignación o designación se le hubiera podido resistir, pero como no todos los meritos se medían iguales, atrapar el tiempo en un espacio tan efímero no podía ser más que pura resignación.
Añade Opus Habana “En los 80 se dan a conocer los relojes de cuarzo, comercializados desde 1969 por la firma japonesa Seiko. A partir de los 90, una amplia gama de relojes de las más diversas procedencias se ofertan en la red de tiendas: Seiko, Casio, Citizen, Orient...”
En este anuncio podemos observar la distintas joyerías que distribuían Rolex en la Isla bajo la Compañía de Relojes Rolex de CUBA S.A.
La Habana: Joyería Riviera
Aquí podemos observar una publicidad de la Joyería Riviera con el siguiente texto:
PARA PAPÁ UN ROLEX SUBMARINER,
Ahora que comienza la temporada de deportes acuáticos, ROLEX SUBMARINER es el regalo perfecto para Papá, porque la brida de acero inoxidable garantiza el cronómetro más exacto jamás construido, y por estar moldeado y soldado herméticamente.
Los exploradores del mundo submarino se maravillan con este modelo que nunca sufre por entrada de agua o por averías mecánicas. Con su ROLEX SUBMARINER, Papá podrá descender hasta a 100 metros de profundidad.
Y también para el Día de los Padres, RIVIERA, en Galiano 458, ofrece un ROLEX para cada ocasión, para cada apreciación. Llevan todos los prestigios del nombre más distinguido del mundo entero. RIVIERA tiene el modelo que Papá merece.
ROLEX DATEJUST Cronómetro Real Automático Modelo OYSTER, hermético, a prueba de agua y humedad, incambiable. La caja, elaborada de una sola pieza en acero inoxidable, indeformable, antimagnetico. Automático, con auto-diseñador. 17 joyas. Relojería certificada. Diferentes modelos en oro Blanco, 18K, $...
OYSTER PERPETUAL Modelo Lady OYSTER. Hermético, a prueba de agua y humedad, incambiable. La caja, elaborada de una sola pieza en acero inoxidable, indeformable, antimagnetico. La correa inoxidable 18K. Exactitud para el pulso femenino. $...
ROLEX SUBMARINER Hermético, impenetrable a 100 metros de profundidad, radiación. Modelo OYSTER. La caja, elaborada de una sola pieza en acero inoxidable, indeformable, antimagnetico. Automático, extremadamente exacto. La correa inoxidable $... acero inoxidable. $...
PERMANECEREMOS CERRADOS LOS SABADOS POR LA TARDE DURANTE TODO EL AÑO.
Por acuerdo de la Asociación Nacional de Comerciantes e Industriales del Joyero.
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En este caso nos encontramos ante un Rolex Triple Calendar Chronograph ref. 4767 “Jean-Claude Killy” con el texto de Joyería Riviera. Ante todo, dar gracias a Rolex Passion Report por compartir el hallazgo.
El texto dice lo siguiente:
Después de la revolución de Castro del '59, todas las actividades fueron confiscadas por el nuevo gobierno o saqueadas por el pueblo de la revolución. La familia Abislaiman entonces partió de Cuba para comenzar una nueva vida.
Llegó a San Juan en Puerto Rico y en 1961 abrió otra "tienda".
Hoy la tercera generación Abislaiman aún vive en San Juan en la calle Fortaleza, n.° 257. Un hermoso palacio colonial de estilo español que es concesionaria de Rolex y Patek. Está gestionada por Julio Abislaiman,
La Casa Quintana.
Según Historiadecuba.wordpress.com “La Casa Quintana era una prestigiosa joyería y casa de regalos ubicada en la calle Galiano No. 358 en el corazón comercial de La Habana. Era propiedad de Constantino García Alonso, un asturiano que la operaba bajo la razón social de «García Gutiérrez y Compañía S en C».”
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Cardenas: “La concha de venus”
Santa Clara “Joyería Catoya”
Sagua La Grande “Joyería Elías”
Según el registro de comercios de Sagua la Grande durante la época de la república encontramos lo siguiente: JOYERÍA ELIAS - CALLE MACEO 41 (1956)
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Cienfuegos “Joyería El Zafiro”
Placetas “El ramo de Oro”
“El encanto”
El 6 de abril estalló un artefacto explosivo en la fachada de la emblemática tienda por departamentos El Encanto, 2 ubicada en la calle Galiano entre San Miguel y San Rafael, en plena zona comercial de La Habana, que también causó daños materiales en las vidrieras de centros comerciales cercanos como El Bazar Inglés, Los Reyes Magos, el Ten Cents, la peletería La Moda y la joyería Casa Quintana
Moron “Joyería La Suiza”
Camaguey “Joyería Sabatés”
Lo único que he podido encontrar al respecto es la figura Eduardo Sabatés, uno de los 10 hijos de Don José Sabatés y María Belizon que habiendo nacido en Florida, se fueron a vivir con sus padres y hermanos a la ciudad de Camagüey. Se graduó de Farmacéutico (1952) y Optometrista (en 1951) y trabajó tanto en la Farmacia Sabatés (hasta la intervención de la misma por parte del régimen cubano en 1963) como en la Joyería Sabatés, que posteriormente abrirían con sus padres y hermanos en el dowtown de Miami (1967)
Victoria de las Tunas “Joyería Yabor”
Probablemente tuviera relación con María Yabor nacida en el 1937 en Victoria de las Tunas. Puedes leer la historia completa aquí: An American woman’s memories of communist Cuba
She was born Maria Yabor on October 27, 1937, in Victorias de las Tunas, in the eastern province of Oriente.
Victorias de las Tunas was like a small, friendly city, she said.
“The families all knew each other,” she said. “My grandparents lived there, my mother also. My family was a very large family.”
Her mother was the oldest of nine, and her father, a twin, was tied as the oldest of ten.
Her grandparents on both sides were immigrants who made livelihoods as entrepreneurs in Cuba. Both her grandfathers had made their living selling goods and, with hard work, had become prosperous.
Holguin “La época”
“La sortija”
Manzanillo “Joyería Hernández”
Palma Soriano “Joyería Ferrer”
Santiago de Cuba “Joyería Nieto”
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No existe mucha información al respecto de la Joyería Nieto, más allá de las fotos y de la poca información que hay publicada en diversas páginas de Facebook que se dedican a compartir la historia de Cuba. Según esta página:
Nacionalizada en los 60’s continuó su estilo de Servicios hasta mediados de los años 80’s.
Su dueño Alberto Nieto y familia salieron de Cuba, aproximadamente en el 1960, dejando atrás su más preciado tesoro.
Guantánamo “Joyería Bale”
Ya sabemos donde se vendían, pero… ¿quién los llevaba?
Como ya hemos mencionado anteriormente, los relojes Rolex eran un elemento necesario del equipo para los militares, especialmente en la era anterior a los relojes de cuarzo. Un reloj preciso era crucial para poder coordinar y sincronizar las operaciones militares, y la fiabilidad y precisión que aportaba Rolex, lo hacían el más apto para la tarea.
Aquí entra un personaje, de sobra conocido por todos, Fidel Castro. En este artículo no elogiamos, ni estamos a favor de la opresión a un pueblo. Quede dicho desde el principio.
Fidel, fue un ávido usuario de Rolex. Son numerosas las fotografías en las que aparece con uno de ellos en su muñeca, en ocasiones hasta dos. Se dice que uno de ellos mostraba la hora de La Habana y el otro, la de Moscú, aliado estratégico de Cuba durante el periodo soviético. También es conocido que Fidel acostumbraba a regalar relojes Rolex a los militares de alto rango, así como a sus asociados.
El primer Rolex que Guevara recibió fue en 1958, cuando Castro lo ascendió al puesto de Comandante; sin embargo, menos de un año después, Che le dio ese mismo reloj a su padre. En 1966, Castro le dio a Guevara un segundo Rolex, justo antes de que dejara Cuba rumbo a Bolivia. Según diversas fuentes, este Rolex GMT-Master fue el que su captor Félix Rodríguez Mendigutía se quedó como trofeo de la captura.
Aquí podemos observar en distintas fotografías a Fidel y sus distintos Rolex. Entre ellos, un Submariner 6536 (con el que hizo su entrada en Cuba tras derrocar a Batista), un GMT Master 1675 y GMT Master 6542.
También vemos un Datejust de oro en la foto en la que aparece con su hijo (lo lleva él en la mano), mientras Fidel lleva dos relojes: El Rolex Submariner y otro, que está dado la vuelta y no soy capaz de identificar.
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Ahora bien, si había tanto Rolex en Cuba, ¿quién los arreglaba?
Aquí entra en juego el título de este artículo “La escasez agudiza el ingenio” Bien es sabido que en Cuba conseguir cualquier cosa, desde la más insignificante, se convierte en un quebradero de cabeza. La gente dice “voy a ver que resuelvo hoy” “que encuentro” Y es que es así. Cada día es una lucha por encontrar el alimento, los productos de higiene y en los raros casos en los que te sobra algo tras comprar lo necesario, a buscar el ocio, incluso en forma de tarjetas de internet.
Con los relojes no ha sido una excepción. Tras la revolución, la escasez llegó a la Isla dificultando la obtención de todo tipo de artículos, incluidas las piezas necesarias para poder reparar los relojes. En este escenario, nos encontramos ante una figura mítica para aquellos que nos apasionan los relojes y probablemente desconocida para el resto de cubanos que nunca se preocuparon de ello.
Él es Waldo Fernández Longueira, más conocido como Valdi. El cual tendrá aproximadamente unos 85 años. De ellos, más de 60 los ha pasado dentro de un taller de reparación de relojes Rolex y Tudor.
Es curioso, que si hubieras buscado en las guías de Rolex, o en su sitio web, nunca lo habrías encontrado. Sin embargo, Valdi, ha dedicado su vida a reparar los relojes Rolex que han pisado la isla. Se dice que no hay Rolex Cubano que no haya pasado por sus manos. No obstante, él también muestra esa cautela y secreto que envuelve a Rolex, y cuando ha sido preguntado o le han propuesto una entrevista, se ha negado a ello, respondiendo estrictamente lo necesario.
Valdi no es el único relojero. Durante años, las personas que han viajado a Cuba han contado historias acerca de la destreza de sus gentes. No solo para hacer funcionar un reloj con piezas improvisadas, sino también para mantener en buen estado, coches de más de 80 años. Incluso el mechero que en Europa uno tira cuando se agota, en Cuba es objeto de reparación y si es posible, de recarga, para poder seguir usándolo.
Otro de ellos es Julián Pelea, nacido en la Habana, el cual desde los 14 años comenzó a interesarse por los mecanismos y la relojería, hasta el punto que se convirtió en su obsesión. Ahora, tiene su taller en Key Biscayne o Cayo Vizcaíno en el condado de Miami-Dade en el estado de Florida.
En una ocasión le preguntaron acerca de la situación de Rolex en Cuba, a lo que contestó, haciendo referencia al negocio que regenta Valdi, “hay suficientes relojes Rolex para que siga funcionando”. Regalos del extranjero, funcionarios del gobierno, militares, siguen usando sus Rolex. Otros han decidido mantenerlos guardados como reserva de valor frente a la constante pérdida de poder adquisitivo de la moneda cubana. Si algún día consiguen salir, podrán contar con el dinero de la pieza para empezar una nueva vida.
Desde el año 1968, cuando él tenía 18 años, lleva ejerciendo como maestro relojero. A continuación adjunto el certificado que lo nombra como tal:
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Julián Pelea cuenta que trabajó en diversos establecimientos, pasando por el famoso “taller universal” en el que se reunieron más de 300 profesionales de la relojería cuando el gobierno nacionalizó los talleres privados.
Según Ernesto Rolo, relojero cubano, que ahora trabaja en Miami:
“El edificio donde estaba ubicado el Taller Universal había sido antes un teatro”, dijo Rolo, que empezó a trabajar allí en 1967. “Después se adaptó como centro de reparaciones para relocalizar a los relojeros cuyas tiendas habían sido confiscadas por el gobierno.
“En determinado momento, empezaron a llegar los relojes soviéticos, y nos quedamos sin piezas de repuesto para arreglar los relojes suizos”, dijo Rolo. “Tuvimos que aprender a fabricar las piezas”.
elnuevoHerald.com
Si quieres ver el vídeo completo:
Según Revolution.watch y su artículo “Lealtad a la Corona. Rolex y la Cuba revolucionaria” Pelea no se beneficiaba de las partes oficiales que Rolex le proporcionaba a Valdi, por lo que debía fabricarlas él mismo. Además, arreglaba Rolex no registrados, que no podían ser enviados al Centro de Servicio oficial pues serían confiscados. Julián Pelea estima que recibía entre dos y tres piezas de contrabando a la semana.
Este artículo no pretendo que acabe. Como siempre, tenéis a vuestra disposición la sección de comentarios y de contacto para poder hablar conmigo. Si conoces a alguna persona que tenga información sobre el tema, o que pueda ampliar la información, estaré encantado de añadirla. El mundo de la relojería cubana es muy particular, y la historia de Rolex, muy rica. Para los que amamos tanto Cuba como Rolex, poder sumergirnos en estos detalles nos hace imaginar una Cuba distinta, “La perla del Caribe” en todo su esplendor. Por desgracia, tras años de nefastas políticas e intervenciones, nunca volverá a ser lo mismo, pero siempre tendremos el recuerdo de lo que fue.
Haciendo honor a José Martí cuando dijo, “No hay nada más justo que dejar en punto de verdad las cosas de la historia”, me despido. Nos vemos pronto.
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